132 años: el comercio más antiguo de Escobar renueva su histórica fachada

Fundada en 1893 y atendida por cinco generaciones, la panadería Bertolotti celebra un nuevo aniversario con el compromiso de mantener vivas sus tradiciones.

Fachada del comercio más antiguo de escobar, Bertolotti

La tradicional panadería Bertolotti, fundada en 1893 y conservada por cinco generaciones, está celebrando este mes su 132º aniversario. Con más de un siglo de historia, es un emblema del casco céntrico de la ciudad y el comercio más antiguo del partido de Escobar. Mantiene su infraestructura original y una identidad transmitida de generación en generación, hoy en manos de Bettina y Belisa Bertolotti.

“Cada aniversario es una prueba de que algo estamos haciendo bien, porque ahora es nuestro esfuerzo el que permite seguir con este legado familiar”, afirman las hermanas a El Día de Escobar. Para ellas, sostener la panadería implica honrar una herencia que conocen a través de relatos, anécdotas y sacrificios transmitidos durante más de 130 años.

“Es un legado pesado que nos dejaron nuestros antepasados, pero gracias al ejemplo de cada una de las generaciones podemos seguir manteniéndola”, agregan, con orgullo.

Este año, en el marco del aniversario, la familia decidió repintar la fachada histórica del local, respetando su estética original. La puesta en valor busca conservar la esencia de 1893, aun en tiempos de cambios vertiginosos. “A veces es difícil combinar modernidad con tradición, porque no queremos despegarnos de la esencia de nuestra panadería”, explican las hermanas Bertolotti.

Comercio más antiguo, pinta su fachada de blanco con detalles en azul
Icónico. El comercio más antiguo de Escobar preserva su esencia desde su histórica fachada.

Las transformaciones del entorno también modificaron la manera de celebrar. Aquellos años en los que los vecinos se reunían para sorteos y festejos quedaron atrás, aunque persisten los recuerdos de aniversarios emblemáticos, como los 75 y los 100 años, celebrados con grandes reuniones dentro del local. “El público se renovó, como que la juventud o tal vez el presente hace que uno ande más apurado y no se detenga”, analizan sobre el cambio de hábitos.

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Aun así, la comunidad sigue siendo protagonista. La panadería mantiene acciones de agradecimiento, como descuentos y pequeños souvenirs. “Cada uno de estos 132 años está hecho de trabajo, esfuerzo y de cada cliente, que es parte de esta historia por la confianza de elegirnos cada día”, remarcan con gratitud.

Bettina y Belisa Bertolotti. las actuales dueñas del comercio.
Hermanas. Bettina y Belisa Bertolotti sostienen un legado que ya lleva cinco generaciones.

Las propietarias reconocen que siempre hay proyectos en carpeta, aunque el desafío es innovar sin perder la tradición. “La panadería del barrio, la panadería familiar, la que vende casero, todo eso queremos que se siga conservando. Que la gente venga y sienta que está en la panadería de 1893”.

El legado continúa también en las nuevas generaciones. “Mi sobrino, que es la generación que viene, me decía: ‘Con todo el esfuerzo que pusieron nuestros antepasados, nosotros no podemos dejar que esto se termine’”, cuenta una de las hermanas.

Entre los planes, buscan rescatar productos que en algún momento dejaron de hacer. “A veces volvemos a sacar alguna receta antigua y la gente nos dice: ‘Ay, volvieron a hacer esto’. Es una manera de homenajear lo que se hacía antes”, señalan.

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Con su mostrador original, la maquinaria antigua y recetas que se resisten al paso del tiempo, Bertolotti mantiene su impronta artesanal mientras suma nuevas propuestas.

En el mostrador de la panadería Bertolotti aún preservan la maquinaria antigua.
Tradición. El mostrador original conserva más de un siglo de historia y trabajo familiar.

Un comercio del siglo XIX

Los orígenes de la panadería Bertolotti se remontan a 1893, en un pueblo de Belén de Escobar imposible de comparar con el actual, que en ese entonces todavía pertenecía al partido de Pilar. La fundó Místico Bertolotti junto a su esposa Rosa, inmigrantes genoveses que apostaron por Argentina para construir un futuro. Aquella pequeña iniciativa familiar se transformó con los años en un hito barrial y en un símbolo de trabajo perseverante.

Con el paso del tiempo, la posta quedó en manos de sus hijos y, más tarde, de la siguiente generación. Entre estudios, trenes a Capital y jornadas maratónicas, la familia fue sosteniendo el comercio con la misma lógica fundacional: disciplina, oficio y una identidad única que lo caracteriza.

En ese recorrido también surgió un aporte que trascendió lo local: la galleta marinera, creada por el hijo del fundador, Emilio Bertolotti, se convirtió en un clásico nacional, marcando un antes y un después en la gastronomía popular. Aún hoy es uno de los orgullos de la casa.

La tradición de la panadería convive con la innovación gracias al impulso de las generaciones actuales, que experimentan sin perder la esencia de sus antepasados.

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