“Recordando al padre de la democracia”

SR. DIRECTOR: Un día como hoy, hace 84 años, en Chascomús nacía un hombre que cambiaría la historia de la Argentina de un modo radical. Ese hombre era Raúl Alfonsín, un militante de la Unión Cívica Radical hasta la médula. Definir a un hombre de tal envergadura quizás me resulte muy difícil, pero vale la […]

SR. DIRECTOR:
Un día como hoy, hace 84 años, en Chascomús nacía un hombre que cambiaría la historia de la Argentina de un modo radical. Ese hombre era Raúl Alfonsín, un militante de la Unión Cívica Radical hasta la médula.
Definir a un hombre de tal envergadura quizás me resulte muy difícil, pero vale la pena aunque sea intentarlo porque es justo y necesario recordarlo para mantener vivas sus ideas y enseñanzas a nosotros, los jóvenes.
Raúl Alfonsín fue uno de los pocos dirigentes que desatada la guerra de Malvinas se atrevió a desafiarla y decir que era una locura mandar a jóvenes inexpertos a una guerra en contra de una gran potencia militar como lo era el Reino Unido. Y aún más: fue también uno de los pocos dirigentes que no cometió el absurdo de ir a las islas a presenciar la toma de poder por parte del general Menéndez.
Años antes, además, fue uno de los fundadores de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, en pleno auge de la Dictadura militar. Y fue, años después, el que se encargó de pacificar el país y sacarlo de la más oscura dictadura cuando le tocó el destino de ser presidente de los argentinos. Juzgó a la junta militar, un hecho sin presentes en la historia universal; creó una comisión para investigar sus crímenes, reorganizó las relaciones exteriores con todos los países del mundo, sentó las bases del Mercosur, mejoró sustancialmente y de a poco la calidad de vida del pueblo argentino.
Pero no todo fueron rosas. Es cierto, existieron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, la hiperinflación, cosas que afectaron mucho al país. Es cierto, pero me pregunto, sobre todo lo último, ¿cuál fue el contexto en el cual ocurrieron estos hechos? Algún memorioso seguro se acordara; a nivel personal, me abstengo de emitir opinión por mi corta edad y para evitar polémicas, pero la respuesta la sé.
Sin embargo, se podría decir que el objetivo principal del gobierno de Alfonsín era consolidar la democracia en el país. Bueno, ya estamos por cumplir más de 26 años de democracia en Argentina, y con este fundamento creo que se cumplió con creces lo prometido.
Después vinieron la cuestionada reforma constitucional que permitió la reelección de Menem, aunque algunos se olvidan de que también se incluyeron en el texto reformas importantísimas para los trabajadores; el pésimo gobierno de la Alianza, porque, como dice la palabra, era una Alianza de partidos, no sé si se entiende. Y ahí, justamente, Raúl Alfonsín le puso el pecho a las balas en el peor momento, el año 2001, y fue senador nacional teniendo destacadas actuaciones para superar la crisis, actitud que los mismos desmemoriados olvidan.
En sus últimos años, siempre defendió la democracia, la búsqueda de consensos, el diálogo, y el pueblo lo tuvo en cuenta, hizo su balance y supo homenajearlo como es debido en sus exequias.
Este fue mi humilde homenaje.
Leandro Sezella
Pte JR/MRR Escobar

SR. DIRECTOR:

Un día como hoy, hace 84 años, en Chascomús nacía un hombre que cambiaría la historia de la Argentina de un modo radical. Ese hombre era Raúl Alfonsín, un militante de la Unión Cívica Radical hasta la médula.

Definir a un hombre de tal envergadura quizás me resulte muy difícil, pero vale la pena aunque sea intentarlo porque es justo y necesario recordarlo para mantener vivas sus ideas y enseñanzas a nosotros, los jóvenes.

Raúl Alfonsín fue uno de los pocos dirigentes que desatada la guerra de Malvinas se atrevió a desafiarla y decir que era una locura mandar a jóvenes inexpertos a una guerra en contra de una gran potencia militar como lo era el Reino Unido. Y aún más: fue también uno de los pocos dirigentes que no cometió el absurdo de ir a las islas a presenciar la toma de poder por parte del general Menéndez.

Años antes, además, fue uno de los fundadores de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, en pleno auge de la Dictadura militar. Y fue, años después, el que se encargó de pacificar el país y sacarlo de la más oscura dictadura cuando le tocó el destino de ser presidente de los argentinos. Juzgó a la junta militar, un hecho sin presentes en la historia universal; creó una comisión para investigar sus crímenes, reorganizó las relaciones exteriores con todos los países del mundo, sentó las bases del Mercosur, mejoró sustancialmente y de a poco la calidad de vida del pueblo argentino.

Pero no todo fueron rosas. Es cierto, existieron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, la hiperinflación, cosas que afectaron mucho al país. Es cierto, pero me pregunto, sobre todo lo último, ¿cuál fue el contexto en el cual ocurrieron estos hechos? Algún memorioso seguro se acordara; a nivel personal, me abstengo de emitir opinión por mi corta edad y para evitar polémicas, pero la respuesta la sé.

Sin embargo, se podría decir que el objetivo principal del gobierno de Alfonsín era consolidar la democracia en el país. Bueno, ya estamos por cumplir más de 26 años de democracia en Argentina, y con este fundamento creo que se cumplió con creces lo prometido.

Después vinieron la cuestionada reforma constitucional que permitió la reelección de Menem, aunque algunos se olvidan de que también se incluyeron en el texto reformas importantísimas para los trabajadores; el pésimo gobierno de la Alianza, porque, como dice la palabra, era una Alianza de partidos, no sé si se entiende. Y ahí, justamente, Raúl Alfonsín le puso el pecho a las balas en el peor momento, el año 2001, y fue senador nacional teniendo destacadas actuaciones para superar la crisis, actitud que los mismos desmemoriados olvidan.

En sus últimos años, siempre defendió la democracia, la búsqueda de consensos, el diálogo, y el pueblo lo tuvo en cuenta, hizo su balance y supo homenajearlo como es debido en sus exequias.

Este fue mi humilde homenaje.

Leandro Sezella

Pte JR/MRR Escobar

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