SR. DIRECTOR:
Tengo el agrado de escribir para comentar la impresión que me quedó del Día de Escobar (no la página sino el cumpleaños de Escobar, aclaro).
Cuánto debemos aprender de protocolo y organización de eventos. Simplemente me hace pensar cuánto uno trabaja preparando el cumpleaños de un hijo o un familiar tratando de estar hasta en los detalles más ínfimos (seguro que algo se nos pasa y algo cambiamos en plena organización), pero cuán lindo es que llegue ese día tan esperado y disfrutarlo con todos los que queremos y con aquellos que de una u otra manera se acuerdan de tan solemne festejo.
Que cincuenta años no es nada. Sí, es mucho, y con muchas historias por venir y muchísimos recuerdos que han quedado atrás.
Fui uno de los tantos que participaron de los “festejos” desde hora temprana en el hall central de la sede municipal, con el descubrimiento de placas por parte del Intendente, el representante del Obispado Zarate-Campana y un ex Intendente. Luego, el acto frente a la cocatedral y delante de colegios e instituciones presentes, con papelones incluidos y falta de ética por parte de algunos.
Seguidamente nos dirigimos hacia la Plaza de las Américas para el acto de desentierro de un famoso “Cofre Centenario”. Recuerdo que allá por 1989, cuando se realizó la colocación de este cofre, por iniciativa de personajes de esa época, la preparación se realizo justo en la esquina de Tapia de Cruz y Colon; en el centro el cofre y todos los vecinos, amigos, el intendente del momento y seguidores políticos e instituciones formaron un círculo gigante a un espacio aceptable para que todos pudieran disfrutar del momento. En esta oportunidad solo lo pudieron ver algunos que alcanzaron a divisar como pudieron (lamentable la organización).
Nuevas cosas se agregaron para que en 2034 (justo cuando se cumplan 75 años) se pueda revisar si las cosas están y seguir camino para los 100 años en 2059 (¿llegaremos a verlo?, solo Dios sabe).
En fin, ojalá que Escobar pueda festejar aunque sea los 100 años con grandes festejos, desfiles, fuegos artificiales, algún que otro recital o espectáculo para compartir al aire libre y para todo el pueblo (ojalá no les llueva; a nosotros nos acompaño el día).
La noche de gala del 8 de octubre fue muy emotiva, pero con pocas luces de festejos, el pueblo ni siquiera fue invitado.
La vida continúa y los pueblos o ciudades se hacen trabajando y perfeccionándose tras los errores cometidos.
Martín Juárez (Belén de Escobar)