SEÑOR DIRECTOR:
Me tomo el atrevimiento de solicitarle un espacio para recordar el tercer aniversario del asesinato del profesor Carlos Fuentealba. Simplemente para que tengamos memoria y nunca olvidemos que las tizas no se manchan con sangre.
Parecería que pasó mucho más tiempo, y solo pasaron tres años de aquel horrible 4 de abril. Recuerdo que en Escobar y todo el país se decretó un paro de docentes. Me levanté temprano, me puse mi crespón negro junto a la escarapela argentina y fui rumbo a la plaza esperando el encuentro de muchos micros. ¡Que ingenuidad! Un micro que venía de Escobar y había pasado por Maschwitz. Pero bueno, lo habían llenado.
¿Cuántos docentes de Escobar estuvimos en la marcha ese día? ¿Cien? ¿Y el resto? ¿Cuántos docentes había en Escobar en 2007? ¿Tres mil? A pesar del dolor de seguir confirmando que lamentablemente los paros no se hacen por convicción, ahí estuvimos miles de docentes argentinos pidiendo que las tizas no se manchen con sangre Nunca Más.
Y cuando se acerca un nuevo aniversario, nuevamente me pregunto lo mismo. ¿Cuántos colegas llevarán su crespón negro a la escuela? ¿Cuántos hablarán del tema con sus alumnos? ¿Pasará lo mismo con Malvinas?, ¿con la dictadura? ¿Con cada cosa que nos va pasando y solo pasa a formar parte de la historia?
Memoria: por favor, tengamos memoria, para que Nunca Más haya Fuentealba, Desaparecidos, Guerra, Soledad, José Luis Cabezas y tantos otros. Contémosles a nuestros chicos la historia, para que realmente las nuevas generaciones sean la esperanza.
Leticia Silva (Garín)