Familiares y amigos de un joven que falleció en un enfrentamiento con efectivos policiales realizaron este sábado 22 a la tarde una nueva marcha en reclamo de justicia, al cumplirse siete meses del suceso. La movilización generó un verdadero caos vehicular en la ciudad y también momentos de tensión, en un ambiente donde sobrevolaba el temor por los saqueos a comercios en distritos vecinos. Además, algunos automovilistas increparon a los manifestantes y también hubo roces con la policía, a la que acusan de “gatillo fácil”.
Esta séptima marcha por Samuel Villegas comenzó pasada las 18 debajo del puente de ruta 25 y Panamericana. En ese momento, no más de 50 jóvenes y algunos adultos decidieron cortar el tránsito para ir ingresando lentamente a la ciudad por la avenida 25 de Mayo. A la altura del Reloj, cuando realizaron su primera parada, fueron varios los conductores que discutieron con los manifestantes, ante la atenta mirada de los efectivos policiales.
La marcha continuó luego por la calle Rivadavia, donde al pasar por la zona de la terminal algunos comerciantes cerraron sus negocios por temor a robos. Pero no pasó nada de eso. Al llegar a la avenida Tapia de Cruz, los manifestantes cambiaron el recorrido habitual, confundiendo a los policías que los custodiaban, y encararon hacia la plaza San Martín impidiendo la circulación de los autos.
Frente al Palacio Municipal, cuando daban la vuelta a la plaza para retomar la avenida, ocurrió el primer encontronazo de la jornada con la policía. Varios jóvenes se pararon delante de un patrullero y empezaron a cantar “Se va acabar, se va acabar, esa costumbre de matar”.
Pasadas ya las 19 y con un clima por demás espeso, la marcha retomó por la avenida principal hasta la comisaría 1ra. Pero en la esquina de Bernardo de Irigoyen, a una cuadra de la seccional, los manifestantes se encontraron con un vallado infranqueable y un centenar de uniformados preparados para frenar cualquier intento de transgresión. Detrás de las vallas, el comisario Gabriel Romera y el jefe departamental Gerardo Capozucca observaban la situación.
La movilización terminó con cantos agresivos hacia las fuerzas policiales, generando un clima cada vez más tenso que alcanzaría su punto más alto cuando algunos manifestantes lanzaron una importante cantidad de petardos contra los efectivos de seguridad.
Nuevos participantes
Está nueva movilización convocó a nuevos actores sociales que se sumaron al pedido de justicia por la muerte de Juan Samuel Villegas y que agregaron reclamos particulares.
Entre otros, participaron de la convocatoria familiares de Carlos Borras, un joven asesinado en Loma Verde en 2010 por un sujeto que ya se encuentra detenido pero cuya sentencia no conformó a los padres de la víctima.
También estuvieron familiares de José López, quien fue hallado muerto a la salida de un boliche, sobre las vías del tren, en el paso a nivel de la calle Paseo de Julio, en 2005. La causa fue archivada sin imputados.
Además, se hicieron eco de estos reclamos integrantes del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), así como también familiares de otros jóvenes muertos en circunstancias como mínimo confusas.
Más testigos
“La otra vez estuvimos en la fiscalía de Campana y a partir de eso le pidieron al fiscal de la causa que pida más testigos por la gente que falta, para que se aclare más rápido la muerte de Samuelito”, expresó el padre del joven, Juan Carlos Villegas, al ser consultado por EL DIA de Escobar acerca de la causa.
Si bien son muy fuertes los rumores que vinculan a su hijo con actividades ilícitas y que habrían derivado en el trágico episodio, el hombre y su familia siguen sosteniendo la inocencia de Samuel y aseguran que se trató de un caso de “gatillo fácil”.
Un hecho, dos versiones
La muerte de Samuel Villegas ocurrió en la madrugada del domingo 22 de mayo en el barrio El Matadero de Belén de Escobar, tras una persecución policial. Según la versión oficial, el joven llevaba una escopeta y disparó contra el patrullero que seguía al Gol Trent donde viajaba junto a su novia, un amigo que manejaba y otra chica del barrio.
En la esquina de Jujuy y San Isidro los dos varones bajaron del auto para escapar por un descampado, pero el joven apenas si pudo caminar antes de caer al suelo y fallecer. Su familia niega que estuviera armado y asegura que lo mataron porque venía de pelearse con un vendedor de droga que estaría conectado con la policía.