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Hace varias semanas que la salud del papa Francisco es motivo de atención y preocupación en todo el mundo. El máximo pontífice, de 88 años, ingresó en el hospital Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero debido a una neumonía bilateral, que hasta el día de hoy requiere una atención médica constante y especializada.
Desde su internación, el estado de salud del Papa ha mostrado una evolución oscilante, desde serias dificultades respiratorias a leves mejorías que le permitieron pasar jornadas tranquilas. Ante este escenario, se desataron varias especulaciones respecto a su futuro en el cargo. Entre ellas se encuentra el cónclave, un proceso mediante el cual los cardenales de la Curia romana designan al sucesor del Papa en caso de abdicación o fallecimiento.
El Colegio Cardenalicio está compuesto por 252 integrantes, de los cuales 138 tienen menos de 80 años y son quienes, en caso de ser necesario, tienen la facultad de elegir a un nuevo Papa. Entre ellos hay cuatro argentinos y uno de ellos es Vicente Bokalic Iglic (72), quien cursó sus estudios secundarios en el Colegio San Vicente de Paul de Belén de Escobar, A mediados del año pasado, Francisco lo designó arzobispo de Santiago del Estero. Los otros tres son Víctor Manuel Fernández (62), Mario Aurelio Poli (77) y Ángel Sixto Rossi (66).
Llegado el caso, por fallecimiento o abdicación, el otrora escobarense tendrá voz y voto dentro del selecto grupo que designará al sucesor del primer Papa latinoamericano. Pero las especulaciones sobre el futuro del máximo pontífice no se basan únicamente en la evolución de su cuadro clínico. Su Santidad ya había hablado de su eventual renuncia en una entrevista con el diario español ABC en 2022.
En aquella pieza audiovisual contó que en 2013, luego que ser elegido, le entregó una carta al entonces secretario de Estado, Tarcisio Bertone. En ella manifestaba que dejaría el cargo en caso de problemas graves y permanentes a nivel de salud.
La evolución clínica del líder de la iglesia católica es seguida de cerca por millones de fieles y líderes mundiales. A pesar de las recientes señales positivas, el Papa Francisco continúa bajo estricta supervisión médica debido a su avanzada edad y antecedentes médicos.
Este motivo, sumado a las declaraciones del Sumo Pontífice en 2022, hacen que desde el propio Vaticano vean de reojo la posibilidad de anticiparse a la vacante que podría generarse, más allá de que el deseo de la inmensa mayoría sea que Jorge Bergoglio se recupere de la mejor manera posible y pueda seguir ejerciendo su misión pastoral.
Qué es el cónclave
El proceso de elección de un nuevo Papa, conocido como cónclave, es un evento de gran importancia dentro de la Iglesia Católica. Este protocolo se activa en caso de fallecimiento o abdicación de Su Santidad y es dirigido por el Colegio Cardenalicio. En ambos escenarios, la sede apostólica quedaría vacante y el cardenal camarlengo asumiría la administración temporal de la Iglesia.
El cónclave, que reúne a los cardenales electores menores de 80 años (138 de 252), se celebra en la Capilla Sixtina en un plazo de 15 a 20 días después de la vacante papal. Durante este lapso, aislados del mundo exterior, los cardenales discuten sobre el futuro de la Iglesia y las características que debería tener el próximo pontífice. Cumplido el período correspondiente se da inicio al proceso de votación, que es de carácter secreto.
Para ganar la elección, un candidato debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Si después de varias rondas no hay consenso, se realizan más deliberaciones y votaciones hasta alcanzar un resultado. El método tradicional para anunciar si se ha elegido un nuevo Papa es a través del humo de la chimenea de la Capilla Sixtina.
Si la votación no es concluyente, el comité quema una papeleta con sustancias químicas para producir humo negro. Si un cardenal obtiene la mayoría requerida, se quema la papeleta sin estas sustancias, generando humo blanco, señal de que un nuevo Papa ha sido elegido.
Acto seguido, el nuevo Pontífice acepta su elección y elige un nombre papal. Luego, se presenta en el balcón de la Basílica de San Pedro, frente a miles de fieles, con la famosa frase Habemus Papam.
La historia del cura vicentino
Vicente Bokalic Iglic nació el 11 de junio de 1952. A los 25 años, el 1º de abril de 1978, monseñor Alfredo Mario Espósito-Castro, quien por entonces era obispo de Zárate-Campana, lo ordenó sacerdote en la congregación vicentina. Su pasado está estrechamente vinculado a Belén de Escobar, donde cursó sus estudios en el Colegio San Vicente de Paul. Su familia, de origen esloveno, también tiene raíces en la zona.
Desde su ordenación, Bokalic Iglic ocupó varios roles significativos dentro de la iglesia católica, incluyendo el de vicario parroquial en el Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y superior provincial de los Padres Vicentinos en Argentina. En 2010, el Papa Benedicto XVI lo designó obispo auxiliar de Buenos Aires. Tres años después, el Papa Francisco lo nombró obispo de Santiago del Estero.
En julio de 2024, la oficina de prensa de la Santa Sede informó que Bergoglio decidió elevar la diócesis de Santiago del Estero a arquidiócesis. De esta manera, quedó subordinada de la sede metropolitana de Tucumán. En este contexto, monseñor Bokalic Iglic, quien hasta ahora era obispo de la diócesis santiagueña, pasó a arzobispo. Además, se le otorgó el título de Primado de Argentina, previamente ejercido por el arzobispo de Buenos Aires.
La decisión del Papa Francisco de transferir la Sede Primada de Argentina de Buenos Aires a Santiago del Estero se considera como una reparación histórica. En el comunicado, Bokalic Iglic y García Cuerva enfatizaron que esa medida reconocía la importancia histórica de Santiago del Estero en la evangelización del país.
