A 30 años de un hallazgo asombroso: la famosa ballena de Maschwitz

El 21 de septiembre de 1993 ocurría un hecho que dejó una marca social imborrable en la historia de la localidad y capturó la atención de todo el país.

hallazgo de huesos de la ballena de Maschwitz

Un día como hoy, en el inicio de la primavera de 1993, ocurría en Ingeniero Maschwitz un hecho que provocaría un revuelo sin parangón en la comunidad y también a nivel nacional, ya que atrajo la atención de los principales canales de noticias. Treinta años después, aquel suceso sigue siendo recordado y ya es parte de la identidad maschwitzense.

A escasas seis cuadras de la plaza principal de la localidad, en inmediaciones de la esquina de Corrientes y Moreno, se descubrieron los huesos de una ballena de casi 25 metros de largo. Al principio no se sabía la antigüedad de los restos ni a qué especie correspondían esos fósiles, lo que agigantaba el misterio y el interés sobre el hallazgo.

Como toda historia que a través de los años viaja de boca en boca, las versiones sobre cómo y quién encontró esos huesos se fueron distorsionando. Una de ellas dice que el ojo experimentado del operario de una máquina excavadora que trabajaba en las obras para aliviar las inundaciones del arroyo Garín detectó algo bajo tierra que llamó su atención.

El entonces delegado municipal, Roberto García, quien estaba a cargo de los operarios y sus palas mecánicas, asegura que cuando llegó al lugar se encontró con que había huesos extremadamente grandes. “Paré todo y me fui hasta el colegio Carlos Maschwitz porque sabía que allí daban un taller de arqueología”, recordó en una entrevista con el ciclo de documentales ADN Escobarense.

Otra versión indica que el descubrimiento no ocurrió de esa manera, sino que un vecino que había salido a correr se topó con la fosa y observó indicios fuera de lo común. Se trata del antropólogo social Sacha Kun Sabó, quien dijo haber notado enseguida capas correspondientes a distintas etapas de la evolución de la Tierra.

restos de la ballena encontrada en Maschwitz
Zona de excavación. Los huesos de la ballena que apareció en Maschwitz y movilizó a los vecinos.

“Cuando estoy saliendo de la zanja, me apoyo en una gran piedra que tenía unos pastos. La miro bien y veo que estaba llena de agujeritos, como les pasa a los huesos. En ese momento pensé que podía haber fauna extinta de la era Cuaternaria: podía ser un gliptodonte, como se encontró en la tosquera; un megaterio, que era como una ardilla gigante de 2 metros y medio; o una ballena de la especie Fin”, contó en una nota publicada en 2011por la revista DIA 32.

Más allá de cómo se haya dado la revelación, lo cierto es que efectivamente se trataba de un ejemplar de la ballena Fin, también llamada De Aleta. “Es el segundo animal más grande del mundo”, aseguró tiempo después el profesor Adrián Misantone.

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“Su prima hermana, la ballena azul, le gana por algunas toneladas y algunos metros. Vive en varios océanos del mundo. Acá está en la parte antártica, puede llegar a los 25 metros y a 50 toneladas. Es muy grande”, comentaba el especialista a ADN Escobarense.

Las calles debieron ser cortadas y conseguir un lugar para estacionar era como encontrar una aguja en un pajar. Quienes trabajaron en el tema mandaban a hacer cerámicos con los números de sus domicilios y el dibujo de una ballenita tirando agua.

alumnos en la zanja donde se encontró la ballena de Ingeniero Maschwitz
Conmoción. La aparición de la ballena mantuvo a Maschwitz en el foco de los principales medios.

La ballena del momento

El diario Clarín publicó la noticia en su portada: Una ballena prehistórica en Maschwitz, decía. Además de los principales telediarios, también llegaron desde la revista Caras y de La Aventura del Hombre. Incluso se hizo un documental que se llamó Los chicos de la ballena.

Kun Sabó relaciona la gran repercusión de aquel hallazgo a la película Jurassic Park, que se había estrenado tres meses antes. “Recuerdo una nota de la revista Caras que decía Jurassic Maschwitz. Era como el boom de los dinosaurios y todo el mundo estaba con eso, más allá de que lo que habíamos encontrado no era un dinosaurio”.

Los encargados de la excavación tenían que dar conferencias de prensa dos veces por día. Reyna Reech pidió ir a bailar sobre los restos paleontológicos y el entonces gobernador de la provincia, Eduardo Duhalde, llegó a Maschwitz en helicóptero para ver a la ballena.

Los vecinos se acercaban con comida y bebidas, 42 carpas donde la gente pasaba la noche se instalaron en las inmediaciones de Corrientes y Moreno. Los micros escolares llegaban con chicos de todas las escuelas bonaerenses para no perderse el singular hecho.

Sacha Kun Sabó analiza restos de la ballena encontrada en Maschwitz
Descubrimiento. Sacha Kun Sabó analiza los restos fósiles junto a alumnos del Carlos Maschwitz.

Por otro lado, había un equipo de técnicos en arqueología, paleontólogos y profesores de historia. Además, arribaron científicos de Japón y Noruega.

Pero los otros protagonistas de esta historia, definitivamente, fueron los chicos que trabajaron día y noche para desenterrar los restos con un cuidado minucioso.

Oscar Trujillo fue el antropólogo que llevó adelante el trabajo de campo guiando a muchísimos alumnos que participaban del taller de Paleontología. “Excavamos el sitio, se realizó el retiro de los restos, la toma de muestras y muchas tareas relativas a cualquier excavación arqueológica. Los chicos estuvieron en el lugar durante varias semanas, casi que vivíamos ahí”, recuerda.

Oscar Trujillo junto a restos de la ballena hallada en Maschwitz
Para el recuerdo. Oscar Trujillo junto a una parte de los restos de la ballena hallada en Maschwitz.

Una explicación lógica

Hoy no parecería posible encontrar una ballena en estas latitudes. Pero miles de años atrás la fisonomía de este lugar era complemente diferente; basta prestar atención a las calles de Maschwitz y observar que las que no fueron tocadas, pavimentadas o mejoradas, son de arena.

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Eso se debe a que antes de la Edad de Hielo el mar ocupaba estas tierras junto con las barrancas de El Cazador, San Pedro y Campana, entre otras. Luego el océano retrocedió y formó el estuario del río de la Plata.

En aquel antiguo mar, donde vivían miles de especies acuáticas, algunas morían mientras viajaban y quedaban a merced de la corriente de las aguas. Encallaban y los sedimentos las iban enterrando.

De hecho, se dice que en la zona se han encontrado más de una decena de ballenas, incluso en la mismísima plaza Emilio Mitre. Otras tantas fueron descubiertas y pasadas por alto en los años ‘60, cuando se comenzaron a construir los primeros countries. No se supo demasiado porque notificar el descubrimiento significaba parar las obras con un costo demasiado alto de tiempo y dinero.

Finalmente, después de tanto revuelo y demasiadas especulaciones, el cetáceo no tenía ningún valor científico o paleontológico porque era de una especie que existe en la actualidad. No solo eso: para que siquiera le interesase a un museo de la talla del de Ciencias Naturales de La Plata o el Rivadavia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el animal debía tener al menos dos millones de años y no diez mil.

La importancia fue más social que científica. Fue muy movilizador para los chicos porque estaban practicando una experiencia de rescate de patrimonio y la tomaron con mucha responsabilidad. Se convirtió en una patriada del pueblo”, reflexiona Kun Sabó.

La excavación duró hasta diciembre de 1993, pero fue algo totalmente llamativo para el común de la gente y nada más. Tres décadas después, nadie conoce con exactitud dónde están los restos de la ballena, se sabe que muchos dieron vueltas en cajas olvidadas por distintas entidades municipales y que otras piezas están en el Museo Campiglia de Escobar. Es más, el lugar del hallazgo ni siquiera está señalizado.

A pesar de esto, es innegable que el hallazgo del cetáceo dejó una huella social que forma parte de la identidad maschwitzense y que nadie que haya participado de esa experiencia la olvidará jamás.

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