SR. DIRECTOR:
Con respecto al tema se me ocurren tres aportes. En el año 2000, “Tony” cortó el tránsito sobre la calle Belliera, frente a la radio, un sábado a la noche. Antes habían armado un escenario utilizando camiones y personal del Municipio. Desviaron el recorrido de los colectivos y generaron un caos de tránsito en horas pico, sin que exista un solo expediente ni en el Municipio ni en el HCD.
Como se ve, no es nueva la influencia de “Tony” sobre el poder municipal. Aquellos eran tiempos de gobierno de Luis Patti y el mamarracho se hizo igual. Nunca nadie dijo nada y en ese caso se rechazó un pedido de informes presentado por el bloque de la Alianza.
Segundo, si realmente se quería evitar la comisión de un delito en el famoso recital alcanzaba con mandar dos inspectores municipales acompañados por personal policial y clausurar la boletería, permitiendo que el festival se hiciera pero no que se cobrara entrada. Muy fácil y sencillo como para que a nadie se le ocurriera hacerlo.
Aquí se lo acusó a “Tony” de pirata del asfalto y otras cosas. Ni suscribo ni desmiento esas acusaciones, sí digo que la radio de “Tony” y él mismo es parte de una estrategia de empobrecimiento de la cultura popular, que se da en los grandes medios de comunicación masivos y que estas emisoras “barriales” copian como un espejo roto que deforma la realidad.
La vulgaridad de la emisora, la manipulación de la misma con un único objetivo comercial de su propietario, y en muchos casos de los regenteadores que se encuentran detrás del gran negocio de la venta de alcohol y droga en las bailantas grossas, son de una evidencia contundente. Ese es el trabajo que “Tony” hace a cara descubierta y sin conflictos: arrea jóvenes a los centros de destrucción con forma de espectáculos nocturnos, de donde vuelven en condiciones deplorables, cuando vuelven.
Este sometimiento de una emisora local a la lógica y el imperio del gran negocio de la bailanta no son méritos suficientes para que no observe con alarma lo que está sucediendo.
Un hecho grave que podría haber sido evitado con la intervención acertada del Estado municipal puede devenir en otro más grave aún: la sanción a una emisora. En este punto, las autoridades deberán pensar en qué marco piensan sancionar a la emisora, ya no a “Tony”, porque dada la militancia inclaudicable de una jueza mendocina y la correspondiente Cámara de Apelaciones, la Ley de Medios aprobada por una gran mayoría del Congreso de la Nación hoy se encuentra suspendida y rige la ley de la dictadura.
Por eso, aunque siempre aborrecí la forma de hacer negocios con su radio por parte de “Tony” Guerra, en esta ocasión me permito advertir a las autoridades municipales del riesgo de plantar un antecedente de jurisprudencia que el día de mañana pueda ser utilizada en cualquier circunstancia, aunque esté en las antípodas de este caso, para avanzar sobre el derecho a la libre expresión.
“Estoy absolutamente en desacuerdo con lo que usted dice, pero daría mi vida para que lo pueda decir”
Voltaire
Jorge Derra (Maquinista Savio)