Por quinto año consecutivo, Maschwitz se prendió a la Fogata de San Juan

Cientos de vecinos participaron de la ancestral celebración en el Paseo “Papa Francisco”. Luz, color y calor para dejar de lado las angustias y renovar las esperanzas.

El Ninot es consumido por las llamas ante la mirada de los vecinos que concurrieron a participar del ritual.

Cientos de vecinos participaron este sábado 28 de la tradicional Fogata de San Juan, que se realizó durante las últimas horas de la tarde en el estacionamiento del Paseo “Papa Francisco”, tras la habitual procesión con el Ninot por las calles Mendoza y El Dorado.

La celebración arrancó pasadas las 18 en el Paseo Mendoza, con la peregrinación que llevó al muñeco gigante hasta el lugar donde tiempo después se realizó la quema, y que avanzó ininterrumpidamente al son de los tambores y la compañía de niños enmascarados, en una especie de ofrenda y puesta artística digna de apreciar.

“Por un lado es pedir que el sol no nos abandone, sentir que somos parte de una totalidad y que nos servimos del calor, la luz y el fuego para vivir. Se trata de reflexionar sobre esto y agradecer. Y, por otro lado, es quemar los pesares, desprenderse de las malas vibras y dar paso a lo nuevo, como ocurre en la naturaleza misma”, expresó a EL DIA de Escobar Guillermo, de Arde Juan, la organización que desde 2010 viene realizando este milenario ritual en el Pueblo de las Artes.

Minutos después de las 19 se dio paso al momento culmine de la jornada y la figura de madera gigante se convirtió en el epicentro del ritual del fuego con la quema de objetos en la pira. Las llamas escalaron varios metros brindando un verdadero show de luz, color y sonido, mientras grandes y, sobre todo niños, avivaban aún más la fogata arrojando juguetes, papeles y los habituales “juanitos” -pequeñas maderas pintadas como amuletos-, portadores de las peticiones individuales que se tiran al fuego al unísono cuando se inicia la quema para dar fuerza colectiva al deseo propio.

Mientras las familias disfrutaban a pleno de la fogata, que proveyó de calor a un anochecer que se había vuelto muy frío, el grupo de percusión Agua de Río inundó el lugar de música y bailes afrolatinos. Recién pasadas las 20 el Ninot desaparecería por completo y la hoguera bajaría notablemente su intensidad ante la atenta mirada de los bomberos, presentes por cualquier imprevisto.

Poco a poco la gente fue retirándose, dando cierre así a la quinta edición de la tradicional Fogata de San Juan. “Estamos muy contentos y emocionados por como participa la gente y porque, al final de cuentas, todo ese esfuerzo para hacer un muñeco lindo, armar los juanitos y cargar de espiritualidad la Fogata vale la pena y hace que cada año vaya creciendo más”, resaltó Guillermo.

Fiesta pagana y religiosa

Es una celebración y ritual de renovación y purificación muy antiguo celebrado con posterioridad al 24 de junio, fecha en la que se venera a San Juan. Su origen europeo, anterior al cristianismo, estaba vinculado a la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte y con el correr del tiempo esta fecha fue puesta bajo la advocación de San Juan Bautista, convirtiéndose así en la Fogata de San Juan.

Aunque está especialmente arraigada en España, Portugal, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Estonia y Gran Bretaña, prácticamente en toda Iberoamérica se celebra la Noche de San Juan siguiendo las prácticas llevadas por los españoles y portugueses y en ciertas zonas sincretizada con elementos indígenas e incluso afros.

Esta fiesta pagana y religiosa, que en nuestro país a partir de la década de 1960 declina en importancia y se reaviva con la llegada de la democracia en 1983, es para muchos una tradición querida que enlaza con la sacralidad tan primitiva como auténtica del ritual del fuego; expresa el anhelo de trascendencia para los hombres.

Por Damián Fernández

Dejá tu comentario

Seguí leyendo