Juan Carlos Cardozo (25), el joven de Garín acusado de haber asesinado a la hija, la hermana y la abuela de su ex mujer el año pasado en la localidad de Benavídez, negó haber cometido ese triple femicidio y culpó a “una voz gruesa” que hablaba a través suyo.
“Yo no pude haber hecho eso jamás, estaba como poseído”, dijo el imputado en su indagatoria ante el Tribunal Oral en lo Criminal 7 de San Isidro, integrado por Mónica Tisato, Eduardo Lavenia y María Cohelo, donde este jueves 15 comenzó a ser juzgado por el hecho, cometido hace un año, y del cual había admitido su responsabilidad apenas fue detenido.
Mientras lloraba, Cardozo reconoció que estuvo en la casa donde se cometieron los crímenes, pero que no fue “consciente”.
“Salía de mí una voz gruesa que me decía ‘tengo que matar’. En ese momento fue todo segundos para mí”, afirmó Cardozo, quien dijo que no sabía qué podría haber pasado si allí también se encontraba su pareja, Romina Martínez (27), y la hija de ambos.
“Estoy arrepentido, les pido perdón. Yo jamás haría eso”, agregó, mientras en la sala lo escuchaban familiares de las víctimas y su hermana, ubicada en la última fila y quien tampoco dejaba de llorar.
Acerca de lo ocurrido aquel 27 de agosto de 2012 en la casa de Uruguay 633, en Benavídez, partido de Tigre, detrás de la vivienda de sus suegros y donde por entonces vivía Romina, relató que él se levantó como todas las mañanas para ir a trabajar en la Municipalidad de Escobar.
“Cuando agarro el cuchillo y lo meto en la mochila no sé para qué estaba haciendo eso. Después, en vez de bajarme donde debía para ir a trabajar, me bajo en la casa de ella”, dijo en alusión a su ex pareja, que lo había abandonado hacía pocos días.
Cardozo contó que tocó la puerta, salió a abrirle la abuela de su ex pareja, Nilda Ludovica Ham (76), él le preguntó si estaba Romina y ella le dijo que no.
Entonces, “sale de mi como una voz gruesa que me dice ‘tengo que matar’”, sostuvo el imputado, y remarcó que esa voz muchas veces le hablaba en portugués porque practicaba la religión umbanda y había incorporado un espíritu que lo hacía hablar en ese idioma.
En ese momento, el imputado empezó a balbucear ante los jueces, no se entendía claramente lo que decía, y si bien no lo mencionó explícitamente, dijo que asesinó a la anciana, la cual según los peritajes recibió unas veinte puñaladas.
Cardozo reconoció luego que mató a la hija de Romina, Marisol (6), que estaba durmiendo y fue ahorcada: “No sé de dónde saqué el cable, estaba boca abajo y la asfixié”, declaró, mientras los familiares de las víctimas se estremecían con el relato.
El imputado detalló que después llevó los dos cuerpos al baño y en ese momento entró a la casa la hermana de Romina, María Florencia Martínez (15), quien pasó por allí para darle remedios a su abuela.
“Ella me ve, me abalanzo y empezamos a forcejear. Agarré un cuchillo de la mesa. Es como que se quebraban los cuchillos, hincaba y se quebraban”, admitió Cardozo. Según lo que demostraron los peritajes, Florencia intentó defenderse -se halló ADN del agresor debajo de sus uñas y a él se le encontró un arañazo- y luego fue asesinada, también de una veintena de puñaladas.
En varios tramos de su declaración, consultado por las partes, el acusado dijo muchas veces “no me acuerdo” y respecto de su relación con Romina, quien según su familia era una joven golpeada cuando estaba en pareja con él, sostuvo que nunca le pegó.
Sobre el culto umbanda que ambos practicaban, afirmó que quería salir, pero como su mujer no estaba de acuerdo, él seguía en esa religión.
El juicio terminará este viernes y está previsto que declaren unos 30 testigos. Los más importantes son los peritos psiquiatras, ya que para la fiscalía está probado que Cardozo comprendía la criminalidad de sus actos, pero la defensa oficial intentaría demostrar que no fue así.
Lo perdonó y espera otro hijo de él; ¿cómplice?
Pese a que mató a su abuela, a su hermana y a la hija que tenía de una relación anterior, Romina Martínez dijo que perdona a su ex pareja por lo que hizo y reveló que está esperando un hijo de él.
La joven explicó que lo disculpaba porque “estaba poseído” y “algo sobrenatural se apoderó de él en ese momento”.
Además de perdonar a Juan Carlos Cardozo, Romina reveló que está embarazada de dos meses y medio y pidió que en el juicio no lo condenen, porque al momento del hecho “estaba poseído”.
La postura actual de la mujer no se condice con la que había tenido horas después del hecho, cuando calificó a su ex pareja como “un loco, un psicópata que no merece la libertad, porque sabía muy bien lo que hacía”. Además, había dicho que él le pegaba y le pidió a los jueces “que no lo dejen salir haciéndose pasar por loco”.
“Nos duele el alma. Estamos angustiados de saber que ella volvió con él. No nos entra en la cabeza”, afirmó la madrastra de la joven, Angélica Nuñez. En el círculo familiar de Romina creen que ella estaba al tanto de los planes del homicida y que podría ser juzgada como cómplice.