Una familia escobarense convirtió su amor por el cielo en un hallazgo inesperado. Con una computadora, mucha curiosidad y trabajo en equipo, lograron detectar seis asteroides a través de un programa internacional de ciencia ciudadana respaldado por la NASA.
El hallazgo estuvo a cargo de Pablo Dias y Diana Cubillos, docentes que viven en Belén de Escobar junto a su hijo Esteban, de 6 años. Ella se desempeña en el área de Comunicación y él en Historia. Ambos son profesores de nivel secundario y universitario.
El interés de la familia por la astronomía surgió por Pablo, quien desde pequeño sintió pasión por el tema, especialmente tras recibir su primer telescopio, a los 13 años. “Mi esposo nos ha contagiado ver el cielo en las mañanas, buscar estrellas y aprender del universo”, le cuenta Diana a El Día de Escobar.
Un asteroide es un cuerpo rocoso que quedó como resto de la formación del sistema solar hace unos 4.600 millones de años. La mayoría orbita el Sol principalmente en el cinturón de asteroides, ubicado entre Marte y Júpiter. Estos objetos varían en tamaño desde unos pocos metros hasta cientos de kilómetros, presentan formas irregulares y están compuestos por minerales o metales, algunos incluso con núcleo de hierro.

Según explican Pablo y Diana, el hallazgo de estos objetos permite “localizar posibles amenazas de impacto a la Tierra” y, al mismo tiempo, “abrir una ventana de conocimiento acerca de objetos que pueden ayudarnos a conocer los orígenes de nuestro sistema solar”.
Buscar asteroides desde casa
Durante dos años, la familia Días participó en diversas campañas del International Astronomical Search Collaboration (IASC), un programa financiado y organizado por la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio). La iniciativa consiste en proveer imágenes de telescopios a voluntarios que buscan posibles asteroides no registrados.
La propuesta les llegó a través de un contacto en un grupo de Facebook llamado Amigos de la Astronomía, donde compartían imágenes captadas con su telescopio. “Nos sugirió participar, ya que nos conocían por aportes que realizábamos”, comentan.
El programa permite participar con solo registrarse en grupos de al menos dos personas. Al inscribirse, los participantes reciben por mail los instructivos, tutoriales y el acceso al software de detección de asteroides. “Una campaña de búsqueda es un rango temporal de un mes”, explican, refiriéndose al tiempo que tienen las personas para analizar cuidadosamente las imágenes tomadas con el telescopio y enviar sus reportes, aunque no se haya detectado ningún objeto.

El proceso requiere comparar imágenes a través del software Astrometrica para detectar objetos que se desplacen lentamente. Aunque no se exige experiencia previa, admiten que al principio puede resultar complejo, pero que con práctica se aprende.
Por otro lado, su hijo Esteban, de 6 años, tuvo un rol activo durante el proceso: “Nos ha acompañado en varias oportunidades buscando en la pantalla posibles candidatos de asteroide. Él también ha encontrado algunos que hemos informado, y que terminaron por ser provisionales”, cuentan sus padres, orgullosos.
En cuanto a la división de tareas, aclaran que es más un trabajo de equipo: “No nos repartimos las tareas, juntos colaboramos en la búsqueda de los asteroides al mismo tiempo. Juntos nos sentábamos frente a la computadora y analizábamos los sets de imágenes”.
De la detección al reconocimiento oficial
Hasta el momento, la familia escobarense logró identificar seis asteroides provisionales. El hallazgo de un nuevo asteroide pasa por varias etapas. En la primera se los denomina como “preliminares” y consiste en confirmar que se trata de un posible candidato nuevo, para lo cual se requiere de mayores observaciones. Tras un año sin que otro los haya detectado, pasan a ser “provisionales”, etapa en la que se entregan los certificados de descubrimiento.

Para que los asteroides encontrados aparezcan en portales oficiales como el Minor Planet Center (MPC) con el nombre de sus descubridores, deben pasar varios años de seguimiento adicional para confirmar su órbita y otras características. Cada asteroide tiene su propia ficha técnica en estos registros.
Sobre los tipos de asteroides descubiertos, Pablo y Diana señalan que son de tipo rocoso y que los más grandes suelen tener un núcleo de hierro en su interior. Todos los hallados se encuentran en el cinturón de asteroides ubicado entre Marte y Júpiter. El más lejano que han descubierto hasta el momento es el “2023 TS56”, que en ciertos momentos de su órbita bordea el área exterior del cinturón.
Al recibir la confirmación de sus hallazgos, la familia experimentó “una alegría inmensa”. Para ellos, esta experiencia significó mucho más que una actividad científica. “Saber que una inmensa roca flotando allá en la inmensidad del espacio fue descubierta gracias a nosotros es algo indescriptible”, reflexionan.
Así, con solo una computadora, desde su casa en Belén de Escobar, lograron contribuir en las campañas mensuales del programa internacional IASC y fortalecer el vínculo entre ciencia profesional y participación ciudadana.
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