Los dos hijos y la viuda del asesinado militante Gastón Gonçalvez declararon que el 24 de marzo de 1976 su padre fue secuestrado por el entonces oficial de la comisaría de Escobar Luis Patti, quien lo había amenazado de muerte varias veces para que dejara su actividad política.
Manuel, nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo, y su hermano biológico Gastón Gonçalvez abrieron este jueves la ronda de testigos en el juicio que sigue el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín a Patti, al ex dictador Reynaldo Bignone, al ex general Santiago Omar Riveros y al ex comisario de Escobar Juan Fernando Meneghini.
“En Escobar había miedo”, sentenció Manuel, de 34 años, al recordar los primeros pasos de una denuncia hecha cuando el ahora detenido era candidato a ocupar una banca en el Congreso Nacional.
Patti había sido “un intendente, una figura pública” y “hasta había sido elegido por el ex presidente (Carlos) Menem para esclarecer el asesinato de María Soledad, seguramente basado en sus pobres antecedentes como policía”.
“Planteábamos avanzar sobre una persona que en ese momento era candidato a diputado, alguien que tenía poder político importante, un caudillo bonaerense en alianza con el duhaldismo, parecía que nunca íbamos a poder tocarlo”, recordó en una declaración que duró una hora y terminó con un cerrado aplauso por parte del público que asistió a la audiencia.
De hecho, Manuel señaló que cuando se identificaron los restos de su padre enterrado como NN en Escobar en la década del ‘90, “Patti era intendente (de esa localidad bonaerense), era el que tenía el poder en la zona” en un momento “en que era imposible presentarse a la justicia o hacer reclamos porque las leyes de Obediencia Debida y Punto Final lo impedían”.
“Soy un nieto recuperado”, se había presentado de cara a los jueces Lucila Larrandart, Marta Milloc y Héctor Sagretti, antes de iniciar un conmovedor relato sobre su vida como hijo adoptivo y los pasos que lo llevaron a recuperar su identidad biológica.
Una hora después fue el turno de su hermano Gastón, bajista del grupo Los Pericos de 41 años, a quien conoció cuando Abuelas lo identificó.
También apuntó a Patti al igual que su madre y viuda de Gonçalvez, María Mercedes Faggionato, el hermano de la víctima Jorge Gonçalvez y, por último, Raúl Marciano y Eva Orifici, un matrimonio de docentes que militaba con él y lo vio secuestrado y torturado en un camión celular en los fondos de la comisaría de Escobar, antes de aparecer asesinado de un balazo en un descampado.
Los restos de Gonçalvez estuvieron enterrados como NN en el cementerio municipal de Escobar hasta que una empleada del lugar denunció la existencia de esas tumbas -en tiempos de la intendencia de Patti- y el Equipo de Antropología Forense identificó los cuerpos.
En un principio “no tenía referencia de Patti en relación a la desaparición de mi papá, pero luego en todos los relatos aparecía”, refirió Manuel. Y al igual que su hermano Gastón recordó distintos episodios narrados por familiares y amigos del padre que daban cuenta de amenazas de Patti aún antes del golpe de Estado.
“Lo conocían como ‘el loco Patti’, era el oficial de calle de Escobar, eran todos jóvenes, mis padres y Patti. La referencia era directa y entre los militantes se sabía que era el policía con quien iban a tener problemas, decían ‘tengan cuidado con él’”, refirió Manuel sobre conversaciones que tuvo con ex compañeros de su padre en la militancia de montoneros.
En esa época “ni le temían ni creían que el golpe iba a suceder y él iba a terminar siendo parte de la patota”, agregó, y tanto él como su hermano -que tenía seis años al momento del secuestro- coincidieron en que durante una marcha por los derechos humanos una mujer se acercó a su abuela, que llevaba pañuelo blanco con el nombre de Gonçalvez, y le dijo: “Se lo llevó Patti”.
La causa penal contra Patti, primera en su vida por violar derechos humanos en la dictadura, fue abierta por los Gonçalvez en octubre de 2004, apenas derogadas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Patti fue electo legislador en 2005.
“Iba a Mariano Grondona y decía que no tenía causas abiertas, cuando a la mañana de ese día su abogado había estado en el juzgado”, ejemplificó el testigo, y remarcó que “cuando lo detuvieron -por orden del juez federal de San Martín Alberto Suárez Araujo- los testigos empezaron a hablar de otra manera, la situación con Patti detenido era distinta”.
“Ha hecho como más de uno en democracia, usó de las instituciones para la impunidad en el tema de los fueros, que usaba como argumento fundamental para que no accionen sobre él”, concluyó sobre el detenido, quien finalmente fue desaforado en el Congreso y no asumió la banca.
Escobar “era un lugar donde había alguien que era un todopoderoso y algunas víctimas siguieron viviendo ahí y fueron invitados a participar del proyecto de Patti, y creo que eso significó que algunos de ellos no avanzaran en la denuncia sobre lo que les había pasado”, opinó.
Su hermano Gastón tenía 6 años cuando su padre fue secuestrado. “A los seis meses de la captura de mi padre alguien de la iglesia le dice a mi abuela que no lo busque más, que estaba muerto”, recordó sobre el momento en que se exilió en Brasil con su madre.
El músico supo de la existencia de su hermano, fruto de otra relación de su padre con una joven militante también desaparecida, a los 26 años, cuando Manuel todavía no había sido hallado por Abuelas, algo que ocurrió una década atrás.
“Nosotros sabíamos de amenazas y problemas en la comisaría de Escobar, persecución y acoso. Era algo a nivel de enfrentamiento personal y obsesión con Gonçalvez, él me trasmitía eso sobre Patti y creo ser una de las personas que más lo conoció en su vida”, agregó la viuda de la víctima, María Mercedes Faggionato.
“Su miedo era real y todas las expresiones de Patti encerraban una amenaza de muerte, implicaban poder sobre la vida del otro”, concluyó.
Por su parte, el hermano de la víctima, Jorge Gonçalvez, aseguró que en una ocasión -antes del golpe de Estado- su hermano fue detenido y luego liberado y que un oficial de la comisaría de Escobar le dijo que eso le pasaba porque Gastón Gonçalvez “avivaba giles”.
“No supe quién era, pero con el correr del tiempo supe que el oficial que me dijo eso fue Patti. Cuando empieza a aparecer su foto, ahí lo reconozco”, dijo.
Patti está acusado de diez casos de secuestros ilegales y tormentos y en particular del asesinato de Gonçalvez, por el que podría ser condenado a perpetua.
La audiencia fue seguida por el ex subcomisario desde una ambulancia estacionada junto a una entrada de la sala de audiencias, adonde tampoco concurrieron Bignone ni Meneghini.