En la tercera jornada del juicio oral y público que afronta por su presunta participación en crímenes de lesa humanidad, el ex intendente de Escobar se negó este lunes a prestar declaración indagatoria ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín.
En tanto, un ex superior en la comisaría de Escobar durante la última dictadura militar afirmó que sabía por “corrillos públicos” que circulaban sobre operativos ilegales de otras fuerzas de seguridad y apuntó que, desde 1976, comenzaron a aparecer en ese partido cadáveres calcinados, con tiros y sin identificar.
Luis Patti se mantuvo dentro de una ambulancia durante la jornada que arrancó minutos antes de las diez con la negativa a ser indagado del último presidente de facto Reynaldo Bignone y durante la extensa declaración de más de cuatro horas de su ex superior en Escobar, el comisario retirado Juan Fernando Meneghini.
Pasadas las 16 y tras un cuarto intermedio, el ex comisario Patti fue ingresado en silla de ruedas para cumplir el trámite inicial de la indagatoria, pese a que sus defensores Alfredo Bisordi y Silvio Duarte habían intentado evitarlo aludiendo a su salud y a que estaba en una camilla desde el inicio del juicio.
“Tengo que verle la cara cuando formulo las preguntas”, retrucó la presidenta del tribunal Lucila Larrandart. Y lo hizo poco después, a las 16.10, cuando ubicaron al acusado vestido de ropa deportiva, frente al micrófono y respondió con un “no” a la pregunta formal de la magistrada sobre si quería prestar declaración.
Cuerpos calcinados
“Todo comenzó en el 76”, había dicho antes el antiguo jefe de la comisaría de Escobar de cara a los jueces que lo enjuician junto a Patti, Bignone y al ex general y ex comandante de Institutos Militares, Santiago Omar Riveros, quien el viernes se negó a declarar y esta vez no concurrió al juicio.
Meneghini, de 74 años y con arresto domiciliario, fue el único que aceptó hablar ante los jueces Larrandart, Horacio Sagretti y Marta Miloc y lo hizo durante tres horas para después contestar preguntas del tribunal, fiscalía y querellantes.
El comisario jubilado de la Bonaerense en 1988 refirió que Patti llegó a Escobar para ser su subordinado en 1977 y antes, durante 1976, revistaba como oficial inspector en el destacamento de Garín. “No podía saber si hacía bien los deberes o transgredía la ley cada día”, aseguró el ex comisario de Escobar sobre la dependencia que estaba bajo su órbita, al intentar despegarse de su persona.
“Cuando Patti llegó a Escobar en 1977 le dije que no le iba a permitir y no le permití hacer nada fuera de lo legal”, afirmó. Y ante una pregunta del fiscal Juan Murray aclaró que lo hizo porque “a mí no me constaba lo que había hecho en Garín, no lo conocía, no sabía qué mentalidad tenía y los corrillos públicos hablaban” de accionar ilegal desde que las comisarías habían entrado a la órbita del Ejército, tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
“Yo nunca le dije a Patti que aplicara tormentos y le advertí que no trajera ninguna persona ilegal”, continuó, e intentó convencer al tribunal que el detenido recién estuvo bajo sus órdenes directas desde 1977, cuando fue trasladado de Garín a Escobar “por la superioridad”.
“Como actuaba de civil le dije que por lo menos viniera de saco y corbata”, recordó sobre Patti, que fue designado jefe del servicio de calle.
“En el caso de los muertos que aparecían, había que identificarlos y nunca había autor. El autor de los hechos de lesa humanidad no iba a estar en el lugar esperando que vayamos nosotros. Dejaban el paquete y se iban. No sé si soy claro”.
Llegaron a aparecer 24 cadáveres en mi jurisdicción”, graficó ante la sorpresa de los jueces. Y al respecto, remató: “Las víctimas de Escobar no me pertenecen, yo cuando era comisario de Escobar parecía el hijo de la pavota, se llegaron a tirar 24 cadáveres en mi jurisdicción. La comisaría de Escobar parecía que tenía miles de dueños”, dijo en referencia a los militares que la ocuparon.
Agregó que “estos cuerpos eran NN con disparos de bala, semicarbonizados, cuyas inhumaciones y ataúdes para ser sepultados pagaba la Intendencia de Escobar sin que nunca se llegara a identificar a los culpables de los crímenes”.
Meneghini dijo además que “Escobar era un lugar tranquilo, una especie de paraíso, pero desde 1976 empezaron a aparecer cadáveres semicalcinados, con disparos de arma de fuego. Todo comenzó en el 76”, reafirmó con voz semiafónica debido a una afección en la garganta.
El comisario jubilado llegó a Escobar del norte bonaerense en enero de 1976, cuando se recuperaba medicado de un cuadro depresivo y allí recibió en marzo de 1976 a una veintena de militares que se hicieron cargo de la seccional tras el golpe de Estado.
“En Escobar no se trabajaba subrepticiamente ni se escondía nada, Meneghini y su personal subalterno no tenían complicidad con las personas o funcionarios que actuaran vulnerando las leyes”, agregó refiriéndose a sí mismo en tercera persona.
Después del golpe de Estado “empezaron a ocurrir circunstancias a los que mi policía era ajena”, aclaró, y dijo que lo sabía por “corrillos que eran públicos” y que los autores “eran de otras fuerzas, de orden militar”.
Sobre las acusaciones concretas, Meneghini aseguró no haber conocido ni sabido nada de la suerte del ex diputado nacional peronista Diego Muñiz Barreto ni del militante social Gastón Gonçalvez, ambos supuestamente detenidos ilegalmente y llevados a la comisaría de Escobar antes de ser asesinados.
“No vi ni presté atención al famoso camión celular en cuestión y que contuviera según se dice víctimas, ubicado en un terreno baldío existente detrás de la comisaría”, aludió sobre el lugar donde según testigos sobrevivientes fue llevado Gonçalvez para ser torturado antes de que su cuerpo apareciera calcinado con otros tres cadáveres.
En ese lugar actuaba Patti, según la acusación, quien si bien dijo su ex superior hoy en esa época revestía en Garín, se sostiene que participaba en operativos con sede también en la seccional de Escobar.
Meneghini argumentó que para la época de estos secuestros estaba con licencia médica y permaneció en su casa de San Pedro.
El detenido repitió en varias oportunidades que nunca tuvo participación ni se le informaba de la actividad del Ejército en la zona, bajo la órbita de Campo de Mayo al mando de Riveros, pero que las comisarías habían quedado subordinadas al poder militar. También dijo que una veintena de militares se instaló en la seccional, acampó en un terreno lindero y se hizo cargo del control operativo.
Y ante una pregunta de la jueza Larrandart dijo que “nunca” había recibido órdenes de “dejar áreas libres” para operativos de esta fuerza militar.
Meneghini dijo estar preso de manera “injusta” tras ser detenido en 2007 cuando se reabrió la causa por orden del juez federal de San Martín, Martín Suárez Araujo, y remarcó que fue puesto a disponibilidad durante la dictadura antes de llegar a su edad jubilatoria por su actitud hacia los militares.
“A mí no me temblaba el pulso si tenía que poner preso a algún militar”, dijo, y aseguró que “me echaron de Escobar como a un perro no querido» porque detuvo a seis oficiales del Ejército que habían ocasionado disturbios y querían “molestar a las mujeres” que trabajaban en un cabaret una madrugada de octubre de 1977 en Ingeniero Maschwitz y se había negado a liberar a dos de ellos.
A lo largo de su extensa declaración, recordó que en 1984 fue llamado por la jefatura de la Policía Bonaerense para reincorporarse a la fuerza, de donde se retiró en 1988 tras haber llegado a ser comisario a cargo de Asuntos Jurídicos y Asuntos Internos.