
Dulcinea amamanta a su cría, en el reducto de las cebras.
Temaikèn tiene una nueva atracción: el sábado 26 a la madrugada, una cebra de 13 años comenzó con el trabajo de parto y dio a luz, luego de 11 meses de gestación, a una cría de casi 35 kilos. Fue un parto natural, sin la intervención de médicos veterinarios, lo más parecido a las sabanas africanas, donde habitan estos vistosos animales.
Este pequeño ejemplar de la familia de los équidos es hija de Dulcinea y Quijote, quienes comparten el ambiente desde hace ya bastante tiempo. Sus padres llegaron al bioparque desde Tel Aviv en agosto 2000 y debido a una excelente adaptación al ambiente nuevamente se descubrió que la familia se agrandaba.
Durante las primeras horas, la cebrita se mostró tímida, mientras trataba de aprender a caminar junto con el cálido apoyo de su mamá, quien la estimula a diario.
“El nacimiento de un animal es para nosotros una emoción verdaderamente inexplicable. Compartir nuestra vida con ellos es una satisfacción diaria, pero estar presentes en momentos como el alumbramiento y poder acompañarlos desde su primer instante de vida es un verdadero privilegio”, expresó Gustavo Gachen, curador general de Fundación Temaikèn.
Para aprender más acerca de esta asombrosa especie, Temaikèn abre las puertas de su bioparque para recibir a todas las familias que deseen conocer el recinto de las cebras, espacio que recrea su ambiente natural y permite estar cerca de los mismos.
Especie en peligro
Las cebras son originarias de África, donde viven en grupos. Sus colores se encuentran asociados a su vida social, ya que al estar en sabanas muy abiertas y desprovistas de vegetación densa donde guarecerse suelen agruparse para confundir a sus predadores como si fueran una única masa rayada.
Es una especie que se encuentra amenazada, principalmente por la incidencia de la cacería y por la reducción de su ambiente, fruto del crecimiento urbano.
Fuente: El Día de Escobar