
"Juani" junto a Guillermo Vilas, cuando el crack visitó las canchas de Independiente de Escobar.
Juan Ignacio lleva el tenis en la sangre. Su papá, Oscar, es quien lo entrena. Su hermano mayor, Juan Manuel, jugó hasta pasados los veinte, cuando decidió dejar y abocarse a la enseñanza; hoy reside en Valencia, España, donde forma tenistas junior. Raro hubiera sido que al “benjamín” de los Galarza no le tire el tenis.
“Juani” -como todos los llaman- se crió con una raqueta en la mano. Tenía pañales cuando ya se metía en una cancha a curiosear y salía “anaranjado” del polvo de ladrillo que se le pegaba de tanto juguetear. Tenía 6 años cuando empezó a tomar clases con su padre: durante media hora por semana trataba de pegarle a la pelota como podía, siempre en las canchas del Club Italiano, en Loma Verde.
“Mi primer torneo fue a los 8. Jugaba zonales, por el trofeo nada más. Me divertía mucho y de apoco le fui agarrando el gustito. A los 11 años jugué un torneo de grado 1 (el nivel más alto) en Córdoba. Me anoté sin tener ranking ni nada y gané el título siendo un año menor que la categoría. Ahí dije `quiero dedicarme a esto´, me di cuenta de que me podía ir bien”, repasa “Juani”, en un parate de su entrenamiento físico. Y agrega: “Uno nunca piensa que va a llegar a lograr tantas cosas, pero con el tiempo te das cuenta de que se dan”.
La versión completa de este artículo se encuentra publicada en la edición de mayo de la revista DIA 32 (disponible en todos los puestos de diarios del partido de Escobar)
Fuente: El Día de Escobar