
Los locales no pudieron adaptarse y perdieron el amistoso.
Además de ser el arquero titular de la Selección Argentina Los Murciélagos, Darío Lencina enseña fútbol convencional en la escuelita de Boca del Tigre y entrena a chicos no videntes en el CeNARD de Capital Federal, dentro del marco del Centro de Desarrollo Deportivo. Estas combinaciones, con un mismo protagonista, hicieron que el último sábado se viviera una jornada de integración en el campo de deportes del Club Boca del Tigre.
Lencina trajo para Escobar once chicos ciegos, de entre 7 y 12 años, y por primera vez jugaron partidos, amistosos, “de visitantes”. Los rivales fueron integrantes de las escuelas de fútbol de Independiente de Escobar y Boca, los futbolistas se taparon los ojos con las gafas que usan los propios no videntes y se pusieron a correr detrás de la pelota con cascabeles (que emite sonido al rodar).
Así se pusieron en lugar de los otros, compartieron la experiencia de tratar de jugar al fútbol sin ver absolutamente nada y vaya si les costó. Hubo algunos choques menores y una que otra patada sin acertar el balón, los chicos de Capital ganaron sus partidos y cayeron ante los profesores, que a pesar de tener los ojos tapados se arreglaron para ser un equipo difícil.
Antes de los encuentros los chicos compartieron hamburguesas a la parrilla, y después una merienda, junto a un buen grupo de padres y amigos que se acercaron a presenciar el evento. Dentro de los espectadores estaban Gustavo Maidana y Manuel Miño, el primero integrante de la selección que irá a los Juegos Parapanamericanos de Guadalajara en noviembre, y el restante ex “Murciélago” e integrante del Instituto Román Rosell. Ambos apoyaron el emprendimiento y alentaron a los jóvenes.
La idea del Centro de Desarrollo para ciegos es ir formando posibles integrantes de las selecciones juveniles y, en un futuro más mediato, llegar a la mayor. Los nuevos murcielaguitos van tomando vuelo, y anduvieron por Escobar.
Por Javier Rubinstein
Fuente: El Día de Escobar